Hoy voy a cambiar mi web. Me siento frente al ordenador y… ¿por dónde empiezo?

Si te ha pasado, sigue leyendo.

4/25/2025

Textos web
Textos web

Tiempo de lectura: 5 minutos (serán bien empleados).

Llevas meses pensando en darle una vuelta a tu página web, pero no has tenido un momento.

Ya te llevó muchas horas en su día hacerla, y sabes que no vas a tardar 5 minutos.

«Bueno, esta vez será más fácil —te dices—. Sólo es cambiar algunas cosas, ¿no?».

Sí… y no. Porque ves que nada de lo que se te ocurre cambiar así a priori mejora sustancialmente lo que ya tienes.

¿Se notará en el resultado el tiempo que vas a invertir en esta tarea? Empiezas a dudarlo.

Mientras dudas, siguen pasando los preciados minutos que no te sobran.

Una idea te asalta: «¿Me acuerdo de todos los consejos que he visto en Instagram, en Facebook y en LinkedIn?». Entras a ver los carruseles que guardaste con información.

Tienes notificaciones. Y algún mensaje. Sólo será un momento…

Vaya, has perdido 20 minutos sin darte cuenta. La magia de las redes sociales.

Te preparas otro café, lo saboreas un segundo y, venga, ahora ya sí que te concentras en lo que estabas.

Lees unos cuantos carruseles con consejos. Evitar jerga sanitaria, enfocarte en los beneficios, que suene cercano, que te diferencie… Caramba. Empiezan a ser muchas cosas en las que pensar.

No sabes qué orden seguir. No le diste tantas vueltas la primera vez que hiciste la web, y aun así te llevó horas.

«¡Ey! ¡Ahora existe la inteligencia artificial!». Al fin ves la luz.

Le pides de la mejor forma que se te ocurre que te haga el texto de la página de inicio. Algo así como: «Actúa como experto en marketing. Necesito que redactes el texto para la página de inicio de mi clínica de XXX. Somos profesionales con más de 10 años de experiencia […]».

En tres segundos, lo tienes. Genial.

Pero la emoción se apaga de repente. «Espera, espera… ¿Por qué algo no me acaba de convencer?».

Tal vez sean las mayúsculas erróneas. «Mejoramos Tu Calidad de Vida». Sí, se parece bastante a la escritura de los adolescentes en Messenger en el 2000.

Dejando a un lado la ortografía (si analizas el texto, encuentras más fallos), sientes que suena bien. Todo te resulta familiar.

Y caes en la cuenta: son las mismas frases que has visto en publicaciones, webs, anuncios. Podrían decirse de tu clínica, y también de la clínica de tu competencia, o incluso de la de un profesional de otra disciplina.

Otra vez la duda: «¿Merece la pena el tiempo que me va a llevar? ¿Voy o no a dejarla mejor de lo que está?».

Bueno, ya vale por hoy de este tema. Es importante, sí: no quieres quedarte atrás en el mundo digital, y tu web cada vez te gusta menos. Pero más importantes son tus pacientes y tu tiempo de descanso.

Mañana, pasado o al otro, cuando vuelvas a sentarte frente al ordenador con el objetivo de cambiar tu web, empieza por el principio.

¿Cuál es el principio? La respuesta es desalentadora, pero cierta: la investigación previa.

La investigación es el primer paso que tienes que dar cuando remodelas tu web, porque es el cimiento sólido sobre el que se va a asentar todo lo demás. Requiere tiempo y esfuerzo, claro.

No obstante, te hará redactar cada apartado (con o sin ayuda de la IA) partiendo de unos datos fiables, de una estrategia clara, de un estilo propio y coherente que se mantendrá en toda tu web.

Es la pieza clave para que tu web cumpla con tus objetivos: atraer pacientes, construir confianza y sentir orgullo de tu presencia online.

Y te va a ahorrar tiempo y esfuerzo a la larga, créeme.

Imagina que estás pintando una habitación, y en mitad la tercera pared descubres que el color que has elegido te enerva, que te has equivocado con tu elección. Puedes:

Pintar lo que te queda con otro color y hacer una chapuza.

Esperar a ver si con los muebles delante te acaba convenciendo.

Elegir otro color y empezar a pintar de cero.

En cualquier caso, te maldices. Podrías haber ahorrado tiempo y esfuerzo tomando una buena decisión desde el principio.

Si vas descubriendo nuevos datos cuando ya tienes escrita parte de tu web (por ejemplo, que a tus pacientes les preocupa X aspecto, que tu competencia hace X y tú lo haces de otra forma que consideras mejor, que el estilo que estás usando no es el que te gustaría transmitir, etc.), puedes:

Seguir por donde vas e incorporar a partir desde ahí tus nuevos conocimientos. Que quede como quede.

Mantener los textos que siguen como si nunca hubieras hecho el descubrimiento, aunque te cueste. Y confiar en que los colores, las fotos y el tipo de letra te hagan sentir que no está tan mal la web.

O puedes (y es recomendable) volver atrás a modificar lo escrito, para mantener la coherencia.

Viendo las opciones… Aquí también aplica eso de que prevenir es mejor que curar, ¿no crees? Pues la investigación es la forma de prevenir estas situaciones.

Si estás de acuerdo, pasamos al siguiente punto.

¿Qué tienes que investigar?:

A tus pacientes:

Investiga sus datos demográficos, su comportamiento digital, el lenguaje que usan para hablar de salud, sus emociones y todo aquello que los relacione con tu servicio (qué esperan obtener, qué idea previa tienen, qué temen…).

Definir a quién te diriges te va a ayudar a crear mensajes que conecten con ellos. Porque se van a ver reflejados, y van a sentir que los comprendes.

A tu propia empresa:

Siéntate con papel y boli (o con un documento de Word) y mira hacia dentro. Tu primera pregunta debe ser qué quieres conseguir con tu web. Seguida de quién eres, cuáles son tus valores, qué te motiva, qué crees que te diferencia, qué ofreces.

Aquí la IA no te puede apenas ayudar, más allá de poner palabras «adecuadas» si le escribes un sentimiento que no sabes definir, o hacerte una lluvia de ideas para que encuentres cómo expresar tus pensamientos. Pero sólo tú sabes la verdad de lo que sientes, de lo que quieres y de qué ofreces.

Definir tu estilo, tus valores y tus servicios transmitirá una imagen cercana, coherente y profesional a los visitantes de tu web.

A tus competidores:

Conoce quiénes son, qué ofrecen, a quiénes se dirigen, cómo lo hacen.

Te aportará muchísima información, y te hará ver más claro cómo diferenciarte.

Recuerda: «No hay viento favorable para el que no sabe dónde va» (Séneca).

Si no sabes qué quieres conseguir, ni quién eres, ni cómo piensan y sienten tus pacientes, ni qué otras opciones tienen, ninguna IA puede ayudarte a redactar textos que de verdad sean efectivos.

Y, si necesitas ayuda para realizar esta investigación, contacta conmigo.