¿No acabas de convencerte de darle a «Publicar»? ¿Te avergüenza mostrarte en tu web y redes sociales de salud?

Este artículo puede ayudarte

5/19/2025

Has dedicado tiempo a preparar el contenido:

Diseñaste el texto o el guion con esmero.

Te arreglaste con mimo para esas fotos o ese vídeo.

Maquetarlo fue más difícil de lo que esperabas, quizá.

Pero, al fin, ya lo tienes. Se está cargando en la plataforma.

Y ahora, en el último momento, aparecen las dudas.

Ese vértigo que entra al ir a darle al botón de «Publicar». A tu cabeza vienen preguntas como: «¿Hago bien en publicar esto? ¿Es lo suficientemente bueno?».

Lo entiendo, porque lo he vivido.

Mostrar en la red tus ideas y/o tu imagen puede llegar a suponer un gran reto.

Algunas personas se sienten cómodas al exponerse en Internet. Para otros, es un calvario.

En medio estamos los que sólo necesitamos un empujón para afrontar la inseguridad.

Aquí te doy ese empujón.

Porque no estás saltando al vacío: estás saltando al aprendizaje.

¿Por qué pensaste hacer esa publicación o ese texto para la web?

Tuviste un motivo, seguro. Tal vez atraer pacientes, hacerte más visible en el entorno digital, no quedarte atrás en redes…

Hacer algo diferente y que está fuera de nuestra zona de confort nos hace sentir incómodos. Casi siempre lo hacemos únicamente porque tenemos un para qué.

Recordar cuál es tu objetivo te aportará motivación.

¿Debes o no publicarlo?

Partimos de la base de que, evidentemente, no quieres hacer nada que dañe tu negocio. Y tu reputación online podría dañarlo, por supuesto.

No olvides que eres un profesional en tu campo. Siempre que te ciñas a la verdad y a las leyes publicitarias en salud, que uses la lógica y que te expliques bien, una publicación no tiene por qué dañar tu imagen.

Puede, eso sí, que tu publicación no genere mucho interés, que no tenga muchas interacciones, o que el texto de tu web no atraiga.

Duele, pero te abrirá la puerta para seguir mejorando. El análisis de las métricas de las publicaciones y de la web es muy didáctico, y podrás ir conociendo qué temas, formatos, etc. funcionan mejor en tu caso.

¿Sientes que no es perfecto?

Claro. Es imposible que lo sea.

Reflexiona sobre tus expectativas y tu nivel de exigencia. Si estás empezando en este tema, ten piedad de ti.

Especialmente en los vídeos, el proceso de pulido puede hacerse eterno. Después de 20 tomas fallidas, se empieza a notar el hastío en la voz.

Que te hayas retirado el pelo de la cara un segundo, que te veas un poco forzado hablando o que hayas dicho «eh…» dos veces más de las que te gustaría, son aspectos que irás mejorando.

No te digo que des por buenos los primeros intentos si no te convencen, pero te recomiendo que no entres en la vorágine de «hasta que no parezca un actor de cine que ha crecido en un plató, no lo publico».

Las pequeñas imperfecciones hacen humano a tu contenido. Te hacen humano a ti.

Recuerda: No tiene que ser perfecto. Tiene que ser útil para tu objetivo.

La idea que te pone en perspectiva

Para cualquier usuario de Internet, la publicación que a ti te está haciendo sudar tinta puede ser simplemente un contenido más de los cientos que ve al día.

Relativizar su importancia alivia un poco el miedo escénico, ¿verdad?


A publicar se aprende, sobre todo, publicando

En 5 años, tus contenidos de hoy te parecerán de traca, rudimentarios, cutres.

Y eso será buena señal: indicará que has mejorado.


Si necesitas una mano amiga para acabar de dar el salto, cuenta conmigo.


Tiempo de lectura: 2 minutos.